Reglette regime

Visitantes discretos

miércoles, 15 de julio de 2009

Si querías sopa, toma dos tazas

Me pasé el día del martes en el parque de atracciones de la Warner Bros con unas amigas, y la realidad me dió una hostia muy grande en la cara. Yo ya sé que tengo que bajar de peso, estoy en ello pero darme cuenta de que soy tan enorme ha sido algo más complicado, debe ser que me veo mejor en el espejo, que tengo una valoriacion crítica propia de mi cuerpo demasiado benevolente porque las sillas de las atracciones me quedaban a presion, mis caderas casi no entraban y me tenia que embutir casi al vacío para meterme en ellas. Hablo de las atracciones de Superman por ejemplo, la peor fue la de batman pensaba que mi culo iba a estallar, los moratones que me han hecho las sillas en mis caderas son un fiel reflejo.

No tuve tanto problema en la venganza de Enigma, que es la caída libre, ahi me iba bien pero en la montaña rusa del viejo oeste sufrí una pequeña humillación. El cinturon de seguridad no me abrochaba, así como os lo cuento, por mucho que tiraba no me abrochaba y ademas le quedaba un buen tramo para hacerlo. Las chicas de la atraccion mellevaron al último asiento me dijeron que ahí era el mas grande y tampoco me abrochaba, las lágrimas brotaron en mis ojos ¿Como?¿Cuando ha sucedido que me he convertido en una persona que no puede montar en una atracción?. Finalmente las chicas a las que estare eternamente agradecida al grito de: "te tiene que caber" hicieron fuerza y a presion quede sujeta a la silla porque lograron que se cerrase.

La otra cosa que me hizo sentirme obesa morbida fue que el chaleco de las montañas rusas el que te aprieta desde arriba, el mio en comparación con las personas de mi alrededor estaba mucho mas salido que los demás, era diferente, si fuera diferente a la inversa seguro que me sentiria igual de mal, deseaba que me quedase normal, como a los demás, pero no era así por mucho que apretase con el hacia mi. Mis michelines frenaban el aparato.

Cuando monte en la atracción del hotel encantado, las barras que sujetaban cada banco se apretaban a nosotros, pero yo era la mas gorda de mi banco, y seguramente de todos los bancos y me apretaba con demasiada fuerza hasta hacerme daño. Mi amiga me pregunto si me hacia daño y yo muerta de la verguenza dije que no al ver que entre las piernas de mi amiga y la barra había un espacio considerable y a mi me estaba cortando la circulación.

Aguante como una campeona, con una sonrisa en la boca y repitiendo en varias de las atracciones, excepto el batman que realmente me hacia daño y el hotel encantado y por supuesto la montaña rusa del viejo Oeste.

Sigo aún ahora pensandolo dandole vueltas, y más convencida que nunca de que tengo que ser una persona normal, porque me lo merezco. No quiero nunca más subir a una atracción y tener miedo de no caber. Tengo que conseguirlo.

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